martes, 11 de diciembre de 2007

Cada uno con su regalo...

Es época de compras, carreras, empujones, tortas, tarjetas y luces chirriantes... pero hay otros regalos.

El domingo fue el cumpleaños de la señora María, esa mujer recortada y menuda que viene cada mañana a poner orden en la casa. De vez en cuando también nos prepara frijoles volteados y arroz con verduras. No podría decir su edad, estoy seguro que fallaría.

A las 7.45 está en la puerta esperando a que le abramos. Entra en casa, cuelga su pequeño bolsito en el pomo de la puerta de la cocina y se coloca el delantal mientras se enfunda las zapatillas. Es curioso la cantidad de mujeres que pasean con su mandil por Antigua; los hay de colores, con picos, con encaje, con bolsillos, con volantes... Antigua sin esas mujeres con sus delantales tendría otro color.

La semana pasada me comentó que el domingo tenía una fiesta, pero no me aclaró que era su cumpleaños. El lunes, con los ojos brillantes y sonriente, me dijo que había recibido el mejor regalo que nunca pudieran haberle hecho.

- Nos perdimos la fiesta, mire usted! Con gran pena, porque la habían organizado con mucho cariño. Pero es que estuvimos en San Lucas, porque un "gringo alemán" nos regalo un carro para mi niño. Sí, pues... es un carro eléctrico, así mi papito podrá pasear y salir de la casa.

- Regresamos ya en la noche, porque nos tenían que enseñar cómo funcionaba; y fuimos a visitar a un familiar con el carrito nuevo. Ay, mire usted! Qué rápido iba. Una vecina ya me dijo: "cuidado ahora con dónde se mete!". Y tiene razón, sí pues! Ahora con el carrito se puede ir a todos lados.

- Ay, pero estoy muy contenta... le agradezco a Dios que me hayan hecho este regalo. No sabe lo triste que estaba mi hijo siempre en casa. Además sigue con la rehabilitación, el miércoles 19 le toca ir otra vez... que tengo que pedir el día libre, fíjese! Ay, pero que bien... que contenta!

Pedro tiene 14 años. Se pasó unas tres semanas en el hospital en septiembre, le habían dicho tendrían que amputarle la pierna. Afortunadamente el diagnóstico falló como una escopeta de feria y Pedro se recupera poco a poco. Ahora le toca rehabilitación y paseos con su silla de ruedas eléctrica.

La señora María ya le ha mandado hacer unas muletas "bien chiquitas" para su hijo para cuando el doctor le indique que ya puede empezar a caminar solo. Mientras, la señora María se encarga de recargar cada noche las baterías de su regalo.


AB

1 comentario:

Anónimo dijo...

mandiles...por aqui tambien, hijito...es raro, pero son hasta bonitos...quizas Sofia se ofendiera si le llevara uno, pero son bien requetelindos, jeje!!
uich...Ales, perdoname que no te he preguntado ni por tu puente ni nada, estaba tan dormida cuando llamaste que sólo recordaba que habia pasado el puente con la familia Grueso en el desierto y habia tomado tortilla de maiz rellena de flores, como las de calabaza que tomamos juntos en chiapas, ¿te acuerdas? pue es de lo único que me acuerdo de los últimos dias...creo que tengo sueño atrasado y ésto no pue sé....asi que son ya las 21.29...hora de irse a la cama con un chocolatito caliente en el cuerpo...

ondo lo eguin
bonne nuit
wenas noches so salao

tu hermana mayor que tú