jueves, 20 de diciembre de 2007

78 días, fin de la primera parte

Estos días han sido de convivios y curro... mucho vino y mucho estress! En el sorteo de regalos de proveedores me tocaron seis botellas de vino y una cafetera (que ya tiene segundo dueño!)

Hoy me desperté a las seis, tengo muchas historias que cerrar antes de ir al aeropuerto! Ya más o menos estoy... pero siempre salen cosas de última hora!

Por cierto, para más inri, me acaba de llamar Evelyn (nuestra recepcionista) para decirme que está aquí mi admiradora! Me esperan, a pesar de que les haya dicho que estoy reunido y que me voy volando para España! gggrr!

En fin... en un rato, engullo algo y voy corriendo para el aeropuerto. Mañana cañas en Madrid a partir de las 21.00! Estoy en el móvil!

Feliz Navidad!


Alejandro

lunes, 17 de diciembre de 2007

Atitlán, lago entre montañas verdes

El sábado por la mañana, después de la fiesta de "fin de temporada" del Centro Cultural de España en la que no faltaron los shucos, los tamales de pollo, el ponche y la buena música de la orquesta de bodas "Tabaco" (mención especial a la lotería popular que contó con un seguimiento inusitado entre todos los asistentes...), agarré la camioneta y me encaminé al lago.

Fueron casi cuatro horas de divertida tortura, pero llegamos sin problemas. El plan, en principio, era hacer una fiesta con la gente chapina de las mancomunidades del curso que hicimos con alcaldes, pero acabé en San Pedro de Atitlán rodeado de españoles.

El atardecer fue estupendo y el Hotelito El Amanecer, que encontramos de casualidad, también fue perfecto. Lo de la hamaca frente a tu habitación mirando hacia el lago fue increíble. Además, esta hamaca debía tener pilas, porque apenas te mecías un poco ya se ponía en marcha por un rato.

Por la mañana el agua estaba fría, muy fría. Meter los pies en esa arena negra fue un suplicio, pero poco a poco me fui acostumbrando. A medida que vas avanzando, la arena se vuelve tierra dura y, un más adelante, fango. Entonces te paras. Tu pie se va amoldando y notas como diminutas burbujas de aire empiezan a subir a la superficie. Ahí empieza tu intercambio de energía con el lago. Sientes como te vas hundiendo, como la presión de tu cuerpo libera parte de lo que el lago retenía.

Llega un momento en que no sigues hundiéndote. El equilibrio que alcanzas es directamente proporcional al placer que te produce estar a las nueve de la mañana metido hasta la cintura en el agua, rodeado de montañas verdes, con un silencio absoluto que apenas interrumpen algunas olas que llegan a la orilla.

Respiras hondo, muy hondo. Son muchas las cosas que te vienen a la cabeza, pero logras abstraerte y concentrarte en sentir únicamente la pureza del aire, sin reparar en la temperatura del agua.

Me habréis escuchado ladrar a menudo en contra del gobierno, la farfolla, el amor y sus derivados, los flipados y los que dicen energía cuando quieren referirse a drogas. El lago es un sitio de mucha energía.

El desayuno con huevos revueltos y frijoles siguió equilibrándome el karma y me desparramé en una esterilla a disfrutar del solecito de media mañana.

Con las pilas recargadas, cuatro horas de camioneta y un par de horas en la oficina, llegué a casa con el tiempo justo de meterme en la cama antes de perder el punto justo de cocción mental que me acompañó durante el fin de semana.

Esta mañana, al despertarme, me di cuenta de que se me había pasado el arroz... se me ha ido el día volando, sin oportunidad de avanzar con todo lo que llevo encima. Lo que en mi pueblo siempre se ha llamado "empanao"...

Tanto equilibrio energético para quedarme hoy seco. Está visto que los días tirados a la bartola producen síndrome de abstinencia.

Ya tengo la mochila preparada, no vuelo hasta el jueves pero la semana que me espera es de aúpa: mañana convivio en el Porta, el miércoles almuerzo de navidad en el centro y por la tarde la recepción de la embajada... así que espero llegar al avión hecho un trapo, dispuesto a pegarme catorce horas sobando para llegar a España con fuerzas para achucharos a todos.

El viernes estaré en Madrid tomando cañitas con quien se acerque!

Un abrazo,


AB

jueves, 13 de diciembre de 2007

El Pueblito: niños, piedras y corazones abiertos

El Pueblito es una aldea de Santa Catarina Pinula, a 9 km de Ciudad de Guatemala, separada por una carretera de una colonia exclusiva donde la vara de terreno (unos 92m2) está a nosecuantos mil dólares.

Las casas mejor preparadas están a la orilla de la carretera, a medida que vas callejeando descubres un sinfín de construcciones de de madera y lámina en las que en un único espacio conviven un camastro para todos los miembros de la familia con una cocinilla, en el mejor de los casos, y algún mueble desvencijado que usan como armario.

La Fundación Contexto trabaja allí con unos 82 niños, con edades entre los 8 y los 14 años. Belia de Vico, vallisoletana afincada en el país desde 1964, es su alma máter (prometo post aparte en breve, la historia es increíble!).

Los protagonistas de esta historia son María, Jocelyn, José Víctor, Valentín, Samuel, Diana, Cristina, Edwin y Miguel. Con ellos me he pasado toda la mañana. Participan esta semana en un taller audiovisual de educación en valores que se imparte en el centro; pero hoy se fueron hasta allí para grabar su lechería, sus casas, sus familias, sus palos y sus piedras.

La lechería es, como su nombre indica, una antigua lechería que un ricachón de la otra parte de la carretera ha cedido a la fundación para sus clases. Allí van una tarde a la semana, aunque la lluvia embarre el camino, para sus clases de arte. Aprenden acuarela, óleo, escultura en yeso y hasta grabado en madera; pero lo más importante es que canalizan su creatividad, vomitan su vida interior en obras que les ayudan a abordar el conflicto, la tolerancia y el respeto; catalizando su pensamiento y viviendo una auténtica catarsis emocional que les empuja a seguir.

Paréntesis para explicar que el trabajo de la fundación no queda aquí. Además de su implicación en el desarrollo de inquietudes artísticas como liberación, beca a los alumnos más necesitados para que no abandonen los estudios básicos y puedan continuar, al menos, hasta secundaria. Amén de bolsas de estudio, pago de inscripciones en colegios públicos locales y ayudas familiares puntuales.

En la lechería llama la atención un cartel al fondo que dice: "Yo quiero, yo se, yo puedo", recordatorio diario de que podrán alcanzar las metas que se marquen. Como parte del escenario y, seguramente, instrumento de trabajo hay dos siluetas humanas metálicas que se utilizan "para entrenarse a balazos".


Allí almacenan sus obras. Cristina nos contó por qué su cuadro era negro desde la distancia... a veces nos pasa a todos, pero ella quería que la gente se acercara más y viera como, en realidad, hay elementos en su pintura que de otro modo no se apreciarían. María y Valentín también sorprendieron por su talento... y la obra de José Víctor, al que le "encantan las arañas!"

Nos paramos en el grabado de Olga, que se seca al aire. ¿Tema? Violencia en la familia. Muestra un cinturón en movimiento con una botella de Venado (puro alcohol). Su padre, alcohólico y violento, está ya lejos... pero lo pasaron mal.

Fuera esperan los "chuchitos" de la abuela de Samuel; la "chucha" acaba de parir a siete cachorritos. Como siempre, hay uno "bien gordote" y otro "más flaquito".

Seguimos por la carretera, camino de sus casas.

Primera parada: Cristina. Su madre trabaja en la capital, sólo la ven durante el fin de semana. Mientras, hay alguien que se encarga de cuidar a los más pequeños. Daniel Alejandro, de dos años, tiene ganas de jugar. Se dirige a mí mostrando su espiral amarilla con un "acid" en negro. Mete su pequeño dedo dentro, yo meto el mío. Siente cosquillas y ríe. Ríe con ganas, apretando su cara y con carcajadas de bolsillo que liberan su ansia de compartir sus juegos con alguien.

Mientras Rosa, de unos cinco años, lava la ropa en el lavadero. Restriega mientras sonríe a la cámara.

Hace dos años que se separaron de su padre, pero Cristina recuerda con tristeza que su hermano escogiera quedarse con él en Atitlán: "escogió el dinero, en vez de la familia", afirma cabizbaja. Desde entonces viven aquí, tienen esto en alquiler:


En casa de María conocemos a su madre, y ella nos cuenta cómo le gusta jugar con los perros y los gansos. Su loro mira extrañado, mientras un pavo criollo (chompike) se pasea inmutable.


José Víctor quiere grabar a uno de sus tres pastores alemanes; después Valentín le graba en uno de los sitios donde le gusta pasar el tiempo: su jardín.



Los abuelos de Jocelyn y Miguel fueron los cuidadores de esta finca, pero ya "tienen doce años de ser ellos los cuidadores". Viven allí en casas de adobe, Miguel nos enseña los "palos frutales" que tienen y sus primos juegan en un lavadero roto, viejo y abandonado.


Valentín nos enseña orgulloso el almacén de leña de su abuelo. Él juega ahí, su abuelo vende leña desde hace "cincuenta años". Está ya preparando el belén.

Samuel
tiene tres hermanas y un hermano pequeño. Su madre cuida de ellos, su padre remienda zapatos que entre todos van recolectando por El Pueblito. Los que se pueden vender, se venden... los tienen remiendos demasiado evidentes los usan ellos. Todos están escolarizados, su madre agradece el trabajo de la fundación. Todos duermen en ese camastro, viven sin luz ni agua. Ni falta que les hace: ¿cómo echar de menos algo que nunca has tenido?


En uno de los barrancos vive Edwin, que nos presenta a su abuela y a su primo. Su padre era marero, el año pasado murió en una pelea. Hace ya un par de años que no viven con él; en este tiempo, su madre ha tenido otro hijo con otro hombre. Es este segundo hombre quien se ha preocupado por mejorar la casa. Edwin afirma valiente delante de la cámara: "De mayor quiero trabajar para poder comprar una casa a mi abuela y otra a mi mamá". Antes de marcharnos, nos pide que le grabemos encaramado al palo del níspero, su preferido.

Esta es la vista de la casa, del patio y del barrio. Detrás la letrina, que chorrea lentamente camino de la casa.

Es tarde, son las 22.14. Llevo una semana con jornada de 14 horas y hoy el día ha sido largo. Me gustaría poder contaros mejor lo que hemos vivido, lo que nos han enseñado, lo que nos han echo sentir... pero espero que las fotos puedan daros una idea de lo cómo viven, qué hacen y qué les espera. He visto mucha voluntad, mucha madurez en niños que apenas han llegado a su juventud.

Se merecen oportunidades, las mismas que hemos tenido nosotros para estar a este y al otro lado de la pantalla.

¿Lo mejor? El proyecto está en marcha, funciona y hay lista de familias a la espera de una beca. Es sólo una cuestión de dinero. Exactamente son 450$ al año para que puedan estudiar en el colegio, unos 307€ al cambio de hoy.

¿Nos lo podemos permitir? Interesados, contacten con la fundación o conmigo mismo.

Os dejo con la justificación de Marneth (15 años). Impresionantes palabras sobre la libertad y sobrecogedor grabado.



Nos veremos pronto. Un abrazo a todos.



AB

miércoles, 12 de diciembre de 2007

Hasta los balones

No entiendo cómo hay quien se empeña en ajustar la máquina hasta que revienta, acogiéndose además a la "voluntariedad gratuita" de nuestra actividad y sin tener en cuenta contextos y coyunturas.

Mucho curro y muchas historias, pero el tiempo no se estira. No existen las horas extras... veremos.

Oigo, apunto y tomo decisiones: mañana me voy de visita a El Pueblito.

Os va a gustar!


AB

martes, 11 de diciembre de 2007

Cada uno con su regalo...

Es época de compras, carreras, empujones, tortas, tarjetas y luces chirriantes... pero hay otros regalos.

El domingo fue el cumpleaños de la señora María, esa mujer recortada y menuda que viene cada mañana a poner orden en la casa. De vez en cuando también nos prepara frijoles volteados y arroz con verduras. No podría decir su edad, estoy seguro que fallaría.

A las 7.45 está en la puerta esperando a que le abramos. Entra en casa, cuelga su pequeño bolsito en el pomo de la puerta de la cocina y se coloca el delantal mientras se enfunda las zapatillas. Es curioso la cantidad de mujeres que pasean con su mandil por Antigua; los hay de colores, con picos, con encaje, con bolsillos, con volantes... Antigua sin esas mujeres con sus delantales tendría otro color.

La semana pasada me comentó que el domingo tenía una fiesta, pero no me aclaró que era su cumpleaños. El lunes, con los ojos brillantes y sonriente, me dijo que había recibido el mejor regalo que nunca pudieran haberle hecho.

- Nos perdimos la fiesta, mire usted! Con gran pena, porque la habían organizado con mucho cariño. Pero es que estuvimos en San Lucas, porque un "gringo alemán" nos regalo un carro para mi niño. Sí, pues... es un carro eléctrico, así mi papito podrá pasear y salir de la casa.

- Regresamos ya en la noche, porque nos tenían que enseñar cómo funcionaba; y fuimos a visitar a un familiar con el carrito nuevo. Ay, mire usted! Qué rápido iba. Una vecina ya me dijo: "cuidado ahora con dónde se mete!". Y tiene razón, sí pues! Ahora con el carrito se puede ir a todos lados.

- Ay, pero estoy muy contenta... le agradezco a Dios que me hayan hecho este regalo. No sabe lo triste que estaba mi hijo siempre en casa. Además sigue con la rehabilitación, el miércoles 19 le toca ir otra vez... que tengo que pedir el día libre, fíjese! Ay, pero que bien... que contenta!

Pedro tiene 14 años. Se pasó unas tres semanas en el hospital en septiembre, le habían dicho tendrían que amputarle la pierna. Afortunadamente el diagnóstico falló como una escopeta de feria y Pedro se recupera poco a poco. Ahora le toca rehabilitación y paseos con su silla de ruedas eléctrica.

La señora María ya le ha mandado hacer unas muletas "bien chiquitas" para su hijo para cuando el doctor le indique que ya puede empezar a caminar solo. Mientras, la señora María se encarga de recargar cada noche las baterías de su regalo.


AB

domingo, 9 de diciembre de 2007

Xela, con otro aire

Viajar en camioneta es divertido. Además de llevarte donde quieras a la hora que quieras, te proporciona momentos inolvidables y te da la oportunidad de "tocar" a gente local...

El viernes bien temprano pillé una camioneta en la terminal del mercado para ir a Chimaltenando. Desde allí, cogí otra camioneta hasta Quetzaltenango. Fueron cinco horas de traqueteo, curvas, empujones y de atenta escucha de conversaciones ajenas. Al subir me acomodé al lado de un par de señores de mediana edad. Detrás iba el alemán que había conocido en la camioneta camino de Chimal, un tipo de dos metros empotrado entre dos tipos, una señora con niño y un joven que ocupaba el pasillo. Curioso. Entre tanta paradita y tanta gente subiendo y bajando de la camioneta, hubo un momento en la que tuve que levantar a un enano de unos cuatro años para que no le espachurraran. Estoy hecho un héroe! ;)))

Delante, un par de marujas chapinas cacareaban sobre cómo está la vida, cómo van los negocios, cómo está la juventud... "Claro, si tenés un negocio tenés que cuidar a la gente. No se puede estar con la cara seria o tener un comportamiento poco amable. No es que vayamos a estar buscando hombres, pero al menos hay que sonreir"; "claro, claro... es así como la clientela quiere volver, si no se busca otro sitio donde comprar!". Detrás estaba don Quique, el marido de la tendera, con su hijo Quique y otro joven: "Ese restaurante es bien bueno, es lo mejor de la zona 4". "Me habían hablado de él, pero todavía no lo conozco; yo voy mucho al que está al lado". "Sí, ese está también muy bien".

De fondo el "Todos contra todos" un programa de radio que enfrenta superéxitos de dos en dos y pinchan la canción ganadora. Entre Alacrán Musical y Los Tigres del Norte, ganarón los tigres... También resultadon vencedores El Chapo de Sinaloa, Los Tremendos y otros más del mismo palo. Entre tanta musiquilla, empiezo a aprenderme alguna... ya os pasaré una recopilación en condiciones con lo mejor del Camioneta's Mix! ;)))

Llegamos después de un parón de cuarenta minutos, casi dejando atrás a las dos marujas y al niño de cuatro años, que habían ido al "baño". La Interamericana está de obras, así que de vez en cuando paran el tráfico en un sentido para que pasen los que vienen en sentido contrario.

Quetzaltenango es la segunda ciudad más poblada de Guatemala, con 120.000 habitantes. Conocida también como Xela, diminutivo de su nombre maya quiché: Xelajú. Respira todavía ese aire medio alemán que tuvo en el XIX con el boom del cultivo del café: grandes casas señoriales, monumentos, teatros, edificios de doble altura (incluso de tres!)... El Xelajú ganó el último trofeo de clausura, así que se ven carteles y camisetas por todos lados.

La camioneta te deja en la terminal Minerva, en las afueras de la ciudad, justo al lado de uno de los mercados más ajetreados de la ciudad. Hay que atravesar todo el mercado, auténtico espectáculo medieval, para llegar hasta la rotonda del Templo de Minerva (Sí, uno de esos caprichos neoclásicos de un político iluminado...) donde se coge el minibús que por 1QTZ te lleva al centro. En el trayecto atraviesas la mitad de la ciudad, el mercado de La Democracia y la 14 avenida A hasta el Parque de Centroamérica.

Instalado en la Pensión Andina, que te ofrece una habitación medio digna con baño por 50QTZ (5€), me di una vuelta por el centro, visité la Casa de la Cultura Occidental (post aparte...) y localicé a la gente de Quetzaltrekkers.

Quetzaltrekkers

Hace ya como diez años, Gavin, un inglés de unos treinta apasionado del país y de la montaña, decidió poner en marcha el proyecto. La idea es sencilla y funciona: organizar caminatas por la montaña, subidas a los volcanes cercanos y días de escalada para toda la gente que pasa por la ciudad; y dedicar todos los beneficios a la EDELAC (Escuela de la Calle). Funcionan con extranjeros voluntarios que se comprometen a estar, al menos, tres meses con ellos. Con el tiempo han crecido y reparten los beneficios entre la escuela, un orfanato y una clínica. Ahora, además, tienen sede también en León (Nicaragua), así que tendré que ir por allí para participar del proyecto... ;)))

Ayer sábado estuve todo el día con Daniel (26, estadounidense de origen mexicano), Brian (22, estadounidense de padre alemán y madre irlandesa), Sonja (25, alemana deportista de Colonia), Marianne (26, fisioterapeuta canadiense), Patrick (22, "cocinero" de Nueva York), Addie (20, estudiante estadounidense) y Aki (22, japonés pirado imprescindible).

Fue divertido. Desayunamos en Casa Argentina, su base de operaciones, y salimos como a las ocho camino de la montaña. Una camioneta, un microbús y una subida de veinte minutos bastaron para llegar al pie de una pared de 20 metros. Según la escala americana, eran unas pistas de 5.8 y 5.9; lo que vendría siendo una 7A y 7B en la escala francesa. Recuerdo que llegué a hacer una 6A en Arico con Juanluis, Isaías y Gonzalo allá por el 2001, pero eran otros tiempos. Ayer logré subir la 7A, pero me costó mucho. Antes había probado con la 7B y fue complicado. Las grietas de la roca eran pequeñas, muy pequeñas, tenía las yemas de los dedos heladas, había perdido la sensibilidad y no sentía el tacto de la roca. Los dedos se agarrotaron y me impedían seguir subiendo. A mitad de camino, a unos 10 metros del suelo, desistí: "ok, Brian! I'm done! Let me just enjoy the sight!".

Una, dos, tres, cuatro... hasta cinco veces me encasqueté los pies de gato. Fueron cinco horas de esfuerzo, charla y coordinación. Estuvo bien. Mientras no escalábamos, cada uno contaba su historia... fue así como nos enteramos que Aki había estudiado Historia y había hecho su tesis sobre la historia del vegetarianismo en Estados Unidos. Él no es vegetariano, en abril empieza a trabajar en una compañía pesquera. Marianne nos contó cómo era la subida a la montaña de al lado del Kilimanjaro. Patrick contaba historias del restaurante argentino en el que trabajaba en Nueva York. Sonja se concentraba, miraba arriba y analizaba las rutas que seguíamos. La teutona deportista fue la que hizo sin problemas las tres subidas propuestas.

Las vistas eran estupendas, se divisaba el altiplano, rodeado de montañas y volcanes, con un desordenado ajedrezado de cultivos verdes y amarillos. Quién sabe por qué, el cerro en el que estábamos tenía cierta tradición religiosa y se escuchaban los contínuos cantos evangélicos de las numerosas "capillas" de hojalata instaladas entre las rocas. Familias completas subían y bajaban para participar en sus ceremonias, hacer sus ofrendas de flores y cantar a voz partida sus alabanzas y agradecimientos. Impresionante.

Regresamos caminando, haciendo una parada obligada en Los Vahos, una sauna de origen volcánico en la que encierran a turistas. Sin exagerar, nos metimos ocho en un espacio similar al de un baño de avión, a oscuras y sudando... puag!

Cenamos en el Blue Angel. Juliancito, que cumplió los tres años el jueves, se despidió antes de irse a la cama chupando todavía el biberón mientras nosotros estábamos ya con el primer cuba. Cosas de la edad. Su madre nos sirvió unos estupendos burritos mixtos y un cartón de vino chileno. Todo por 38QTZ (3,8€).

Seguimos la noche en la "casa del yoga", donde se habían reunido gente de Quetzaltrekkers y conocidos para celebrar la "boda" de dos guiris afincados en Xela. Fiesta, cubas y bachata. Aprendí de manos (o de pies, según se mire...) de una danesa de cuyo nombre no puedo acordarme.

El mundo es un pañuelo, es ciertamente pequeño... a la cena se incorporaron Ask (un danés de Aarus... la ciudad de mi cuñado Martin!), y Greg (un inglés de Londres que estudió en Wakefield, pueblo perdido de Yorkshire donde vivía mi hermana Carmen!). En fin... somos todos un puñado de mocos!

La noche acabó hacia las dos... tiempo de meterse en la cama y coger postura. No me he movido en toda la noche desde que conseguí calentar una parte del colchón; me he movido como un pollo en el asador, para no perder el calorcito. Xela ha sufrido una bajada brusca de temperaturas y ayer por la mañana, además de enigmáticos bancos de niebla, se alcanzaron las temperaturas más bajas del año: unos dos grados, según decía esta mañana el periódico.

Pullman de vuelta hasta Chimal, camioneta hasta La Antigua y un almuerzo en el Comedor Típico Antigüeño, casa de comidas frente al mercado que reúne a las familas del lugar los domingos.

48 horas fuera de la burbuja del cooperante... y metido de lleno en la rutina backpacker o de viajero independiente. A veces hace falta salir y tomarse un respiro! Ahora sólo me quedan las agujetas!



AB

jueves, 6 de diciembre de 2007

64 días...

Unas palabritas rápidas, que muchos agradeceréis... ;))))

Hoy curré, hay mucho trabajo pendiente y Wendy se fue ya de vacaciones!

Pero mañana me voy a Quetzaltenango, la segunda ciudad de este país. Está como a 2.500 m. de altura, así que tendré que abrigarme.

Todo bien, seguiremos informando.

Feliz puente... en casa, en Fuerteventura, en Londres o donde se os ocurra ir!

Abrazo fuerte,


Alejandro

miércoles, 5 de diciembre de 2007

Guate, Guate, Guate

Desde hace dos meses escucho cada mañana la misma cantinela. Sobre la 7ª calle pasan cada día cientos de camionetas camino de la capital, cargadas de gente de diferente pelaje.

Suelen ser antiguos autobuses escolares americanos... esos amarillos de las películas, pero con una capa de pinturejas que le dan otra vida y otro aire. Cuando voy 5ª avenida abajo hacia las ocho de la mañana camino del centro, veo siempre al tipo que grita colgado de una barra tratando de recoger despistados transeúntes camino de la ciudad.

El sábado tuve mi primera experiencia con las camionetas: tras rebelarme contra la tesis y darme una duchita matinal, me planté en la calle en busca de alguna camioneta que me llevase a la capital. Normalmente, una plaza en un triste microbús gris de gringos se cotiza a 10$, unos 70QTZ. Sin embargo, el mismo trayecto en una vistosa camioneta de colorines atestada de chapines sale por unos 8QTZ. Obviamente, opté por la camioneta... eso de los colorines es entretenido!

Había visto muchas cruzarseme por delante, con sus pestosos tubos de escape en plena erupción... pero no era consciente del microcosmos que esconde cada una de esas antiguallas de hojalata.

Sólo cuando respondes a la llamada de Guate, Guate, Guate! entras a formar parte de esa historia. Subes en marcha los cuatro escalones que separan los maltrechos adoquines de la calle del traca-traca de la camioneta; en ese momento recuerdas que la última vez que subiste a algo en marcha a aquel tren de las 18.00 que salió una tarde de agosto de Varanasi camino de Calcuta... suspiro en memoria de Camarón!

- (inaudible) -te dice el que gritaba... pero entiendes que te pide que te acomodes al fondo, que dejes sitio a los demás y que te empotres en el primer huequito que veas libre. Miras hacia el fondo y ves cómo te observan un montón de rostros de ojos rasgados, de mirada atenta, de tez tostada y de ánimo rendido. Son las diez y media de la mañana: unos miran por la ventana, otros hablan con quien comparten el viaje, otros analizan los pasajeros que se unen en ese viaje estelar. Llevan bolsas, bolsones, mochilas, compras del mercado...

Cuando te acomodas entiendes a qué se refieren cuando hablan de la "ley de horacio": la mitad del culo dentro, y la otra en el espacio. Y así es. Mientras no entran tres en cada asiento no podemos decir que la camioneta va llena. El pasillo es estrecho y cuando te encajas entre otro "horacio" y el tuyo, crees que ya no cabe ni un alfiler. Te equivocas. Es entonces cuando entran en juego los medianeros, esos que se insertan en el pasillo entre los "horacios" y que se agarran a lo primero que echan mano. Apretujaos, seguimos el camino.

La carretera de Antigua a la capital es, lo que se viene llamando, sinuosa. Curva a la izquierda, curva a la derecha, curva cerrada, curva con cuesta... cuando tienes a una señora gorda y su hija sentadas a la derecha, las curvas a la izquierda son una pequeña pesadilla... te sientes como una loncha de jamón envasada al vacío! pero cuando llega la curva a la derecha... jeje, venganza! te piensas que estás ayudando a cerrar una maleta de tu hermana y achuchas por inercia para sentir el placer del milímetro libre entre el muslamen de la señora y tu chicha.

Entre tanta curva, hay paradas y sus inevitables subeybajas de los pasajeros interestelares. Acertáis con toda clase de colores, sabores y olores que podáis imaginar.

¿Quién dijo que en los trenes de los Carnavales no se paga porque el revisor no puede pasar? Pues le recomendaba yo a los de Renfe que se vinieran por aquí una temporada para que vean cómo es posible que alguien pase cobrando entre un par de "horacios" y un medianero en un pasillo atestado con millones de personas. En serio, que no exagero! Que los exagerados son ellos... ¿cómo se meten cuatro elefantes en un seiscientos? Pues dos delante y dos detrás... pues igual con la gente! ¿Cómo se meten medio millón de chapines en una camioneta? Pues igual, pero en varias filas!

Mención especial para la BSO que te acompaña y que anima tu viaje: salsa, bachata, merengue y chachachá (lo siento, aún no se diferenciar!). Pero la vida no deja de sorprenderte y de pronto surge un: te compro a tu novia! Melodía repetitiva, divertida y cansina que conoces porque tu hermana pequeña te martirizaba con su cd de música peruana cuando quería recordar su estancia por aquellas tierras. Merece la pena reparar en la letra, es impagable!

Todo esto ocurre ante los ojos de dos diablillas de piernas kilométricas que visten un escueto bañador rojo y lucen sendos tridentes entre las piernas; sonríen pegadas a cada lado del "Diablita" que luce camionetero al lado del retrovisor, dando la bienvenida a los nuevos pasajeros y despidiendo de forma pícara y simpática a aquellos que bajan de la nave.

"Paiz, Paiz, Paiz". Entonces regresas a la tierra, ves a lo lejos el mamotreco de Tikal Futura, centro comercial abominable que te anuncia el momento de bajar de la camioneta y buscar un taxi que te lleve a cualquier rincón de la ciudad.

¿Taxis? Son una raza aparte, creo que llegaron a la Tierra procedentes de un satélite desaparecido de Júpiter. Todo, los de Skoda Fabia madrileño, los rickshaws de Agra o los cuatrolatas de Guate te hablan del Real y del Barcelona. Fútbol... ¿donde he estado los últimos veintisiete años de mi vida? ¿cómo he permanecido ajeno a esta ciencia del correr detrás de una pelota?

Por favor, que alguien me aclare...



AB


Feliz puente a todos!

lunes, 3 de diciembre de 2007

Yo contra la tesis

El viernes me quedé hasta las 3 de la mañana con las notas al pie de página. Podría haberlo dado por acabado, si no fuera por que se me han "descuajaringao" los gráficos y las tablas... tendré que ponerme esta tarde.

Pero el sábado me desperté y me rebelé contra mi tesis: basta ya de presentarte aquí a estas horas -le dije-, hoy tendrás que esperar... me voy a la capital!

Y así fue. Pillé una camioneta a las 10.30 de la mañana hasta Miraflores y allí un taxi hasta las 100 puertas. El Centro Cultural de España (Jorge, Pilar, Lucía y cía) presentaba la guía de Art Decó que han publicado con la ayuda de Gema. Hubo ponche de frutas y mucha conversación.

Después nos fuimos a comer al Portalito y a seguir comiendo en casa de Jorge.

Como a las 17.00, alguien dijo: "y si nos vamos a la playa? A las siete y media podemos estar bañándonos!"

Unanimidad para el sí. Pilar se lo pensó un poco, pero no tardamos en convencerla.

Vocho, carretera y bañador!

La noche del sábado disfrutamos de un bañito estupendo en el Pacífico, salpicado por estrellas.

El domingo... desayuno chapín, paseo laaaaaargo y pescado fresco del Dulce y Salado.

Hoy es lunes, mucho trabajo...

Ya os cuento más tarde, o mañana!


AB