Ya estamos de vuelta... Isa debe haber llegado ya a Nicaragua y yo aún no he pasado por casa! Al regresar del aeropuerto he ido a maquillar el coche, después he hablado con la familia y ahora estoy aquí, tratando de contaros la primera parte del viaje.
Como se que os cansáis si escribo tanto como hablo, he decidido trocear el viaje... Os cuento cómo empezamos y ya mañana actualizo el post con fotos!
El miércoles recogimos el coche como a las 14.00, pensando que a las seis de la tarde estaríamos plácidamente en el complejo ecoturístico de las Grutas de Candelaria.. No, Carol! No te preocupes.. no llegamos! ;))
Aún no había conducido por las carreteras chapinas, me había limitado a disfrutar de sus baches desde la barrera... pero ahora llegaba la hora de la verdad: un viaje de cuatro días para demostrar cómo es necesario entrenarse en circuitos de rally antes de poner una rueda en la carretera!
GUATEMALA CITY
La primera dificultad fue atravesar la ciudad de Guatemala... pillamos atasco de entrada y otro de salida! Llevábamos más de tres horas en el coche y apenas habíamos recorrido algo más de cien kilómetros... Que si embudo en la Roosevelt, que si periférico en sentido contrario, que si atasco de salida por la carretera del Atlántico, gente que cruza, camionetas que se te tiran encima, picops que deciden hacer una pirula.. total: paciencia, prudencia y muchas horas de radio zappeando para encontrar algo diferente al reggeaton o la marimba... olvidé mis cds, que error fatal!
Llegar hasta Guastatoya nos tomó casi el doble de tiempo que pensábamos, así que tuvimos que recortar nuestros planes y quedarnos en Cobán. Después de curvas mal peraltadas, zonas de baches tipo gruyere y camiones de nosecuantasmiltoneladas adelantando en curva (como en Despeñaperros..), llegamos a cosa de las ocho y media de la tarde a Cobán. La única referencia que teníamos era la de Casa d'Acuña, así que nos conformamos con un dormitorio de literas que quedaba libre.
8:04 - ALES, HEMOS PINCHADO
A las siete de la mañana estábamos en marcha. Contábamos con poder recuperar la visita a las Cuevas de Candelaria por la mañana y seguir nuestro camino hacia Sayaxché. Acostumbrados a los túmulos para reducir la velocidad que colocan en las cercanías de núcleos poblados, nos sorprendió uno de esos malditos agujeros en el asfalto en mitad de la montaña... "Ales, hemos pinchado!", acertó a decir Isa entre el asombro y la incredulidad.
Nos echamos a un lado (extraño que haya un arcén bien amplio justo a esa altura, será que no éramos los primeros?). "Flus, flus, flus", y la rueda se desinfló en un santiamén. "Has cambiado alguna vez una rueda? porque yo sólo una!". "No Isa, pero probemos a ver que tal se nos da!".
Entre fotos y risas, pusimos en marcha nuestra particular operación "Aventura en la montaña, prueba uno: cambio de rueda!". En veinte minutos la rueda de repuesto estaba en su lugar para llevarnos hasta el próximo pueblo donde intentar arreglar ese desaguisado.
En Chisec, unos cincuenta kilómetros más adelante, un tipo afable martilleó la rueda y volvió a llenarla "estas ruedas no tienen tubular, no se ha reventado.. sólo se había deformado la llanta". Un trabajo estupendo por 2 euros, aunque sólo había pedido 1 euro...
Abandonada definitivamente la idea de visitar las cuevas, continuamos nuestro camino hacia Sayaxché. Es increíble cómo son las carreteras de este país: habíamos recorrido tramos sinuosos, incómodos y con nula visibilidad; entre Chisec y Sayaxché, la carretera está trazada con tiralíneas, puedes ver perfectamente cómo la carretera se pierde de vista frente a tí. Subes, bajas y sigues viendo el final de la carretera. Recordaba esas películas norteamericanas en las que se ven a dos tipos en un cadillac en una carretera absolutamente recta enmedio del desierto.
AGUATECA, RUINAS Y LIANAS
El "ñic ñic" que nos acompañaba desde nuestro percance con ese bache no se resignaba a abandonarnos, así que nos hicimos con el mecánico de confianza de Jorge, el hijo de Don Pedro (el servicio de lanchas más recomendado del lugar). Don Pedro murió hace algo más de un año, pero Jorge me confesó que se acordaba de tres (o cuatro) chicas españolas que estuvieron por aquí en septiembre de 2006. "Sí, pues! Le regalaron un libro a Hernán, que le gustó mucho.. Pena que no hubieran avisado para que les acompañase él". En su lugar, nos acompañó Ángel, tipo discreto y parco en palabras que no supo contarnos muchas de las historias que se habían vivido por aquellas tierras.
La laguna de Petex-Batún es un pequeño paraíso, tenéis que conocerlo. Ángel nos indicó el Punta Chiminos, donde se habían quedado Carol, Carmen y Bea en su visita el año pasado.
Entre retazos de jungla, selva tropical o bosque salvaje (cómo queráis), están las ruinas de Aguateca... gran parte de ellas aún sin excavar, con restos de vegetación y con poca investigación arqueológica que indage en su historia.
La Grieta es impresionante, la utilizaban como defensa para tratar de evitar el paso de los enemigos. Cómo lo hicieron, cómo se formó? Boh, tendremos que buscar información porque las explicaciones de Ángel no eran muy convincentes.
Dos horas de visita solos en las ruinas, entre monos aulladores, monos araña, zancudos y otros bichos autóctonos. Fue una experiencia increíble.
De regreso a Sayaxché, y gracias a Dios, nos encontramos con nuestro pobre Kia Picanto recuperado... ni resto del "ñic ñic" ni nada de nada. Por unos 300QTZ, nos habían "apañado" la dirección del carro y la suspensión.. unos treinta euros del ala!
Lo que estaba ahora estropeado era uno de los motores de la plataforma (porque llamarlo ferry sería demasiado generoso) que te permite cruzar al otro lado del río con el coche. Cuenta con cuatro motores incrustados en cuatro bidones de latón donde se acomoda un tipo a la sombra de la palmerita que tiene encima... algo curioso, pero efectivo. Tuvimos que esperar otra vez pacientemente, pero seguimos nuestro camino hacia El Remate, cerca de Tikal, sin problemas.
Parada y fonda en el primer sitio en el que encontramos habitación, después de haber llamado al Mon Ami y saber que no tenían cama para esa noche.
Cenamos pizza en Nakuns, regentado por una señora con tres niños regordetes. El mayor, de unos doce años, sirve las mesas y cobra. La mediana pinta detrás de la barra y el enano ve "Bola de Dragón" mientras su madre se esmera en la cocina.
ZZZZ (con permiso del jet lag de Isa!)
AB
3 comentarios:
ay! qué recuerdos más buenos! pena que haya muerto don pedro... era un tipo muy peculiar, con un cocodrilo disecado encima de su mesa :) ah! y lo de hernán... también una pena que no fuera vuestro "lanchero" sabía muchísimo y con el libro que le regalamos... aún más!!!
hola Ale:
me alegra mucho que hayas compartido estos dias con alguien tan especial, eso es lo bueno de estar enamorado, saber compartir momentos.
cuando estuve en galapagos conoci a la Maca, y mira como es la vida ya llevamos 10 años juntos.
yo escribia un diario que solo pude compartir con mi soledad por que al vivir en una isla te suceden dos cosas; o coincides con toda tu fauna al mismo momento o todos desaparecen misteriosamente y solo la mar te acompaña.
ese diario era realmente intimo, digamos que ciertas paginas no recomendadas para menores, pero eran las reflexiones y deseos de un naufrago.
pero ya ves, el amor me rescato y me voy porque me llaman a cenar,
un abrazo.
gust.
hola, quetal ,. navegando por internet me tope con tu bloc, soy el chavo de la pizzeria nakun´s jja me causo risa con la expresion de regordetes, muy explisito tu comentario sobre la reseña de la pizzeria ;) bendiciones...
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