El lunes por la mañana salimos temprano hacia las Verapaces, una de las áreas más húmedas del país, reserva del quetzal y estandarte del bosque nuboso, ecosistema particular de la zona... Después de atravesar la capital sin mucho problema, llegamos al Salto de Chilascó por una carretera de terracería de unos once kilómetros.. piedras, baches, polvo y arena, pero mereció la pena. La última parte del trayecto fue entre campos de brócoli, una verdura que cultivan para la exportación.
Pillamos unos caballos (que parecían ir a pilas...) para acercarnos hasta el salto, la catarata más grande de Centroamérica. Los pobres animales, que seguramente entre semana carguen sano brócoli en lugar de turistas hermosotes, debían tener las rodillas de acero para subir y bajar las pendientes que nos encontramos.
Pillamos unos caballos (que parecían ir a pilas...) para acercarnos hasta el salto, la catarata más grande de Centroamérica. Los pobres animales, que seguramente entre semana carguen sano brócoli en lugar de turistas hermosotes, debían tener las rodillas de acero para subir y bajar las pendientes que nos encontramos.
La bajada, que nos llevó una media hora, era muy abrupta... pero merecía la pena. Entre los árboles y la maleza no se conseguía ver la catarata, pero sí escuchábamos el rumor del agua a lo lejos. Y de pronto:
Antes de llegar hasta abajo, nos encontramos con el "Saltito"... una caída de agua más pequeña en la que hay unas pozas en las que te puedes dar un chapuzón. Creíamos que las pozas chulas estaban abajo, así que nos perdimos el baño... :((
Es impresionante ver la catarata desde abajo, nos refrescamos con el agua pulverizada que llegaba y emprendimos la subida...
La subida fue dura y cansada, pero allí nos esperaban los caballos para llevarnos de vuelta hasta los coches.. pero llega un momento en que te das cuenta de que no sabes realmente el significado de las palabras "duro" y "cansado"...
La noche nos cayó encima cuando íbamos camino de Lanquín, llegamos a El Recreo a eso de las ocho y media de la tarde... con el tiempo justo de tomar una cerveza y meterse tempranito en la cama.
Al día siguiente nos pegamos otra paliza con la terracería de la carretera que llega hasta Semuc Champey, según las lenguas de la tierra significa "donde se esconde el agua". El parque natural protege unas pozas que sirven de refresquito a la población de los alrededores.
Al día siguiente nos pegamos otra paliza con la terracería de la carretera que llega hasta Semuc Champey, según las lenguas de la tierra significa "donde se esconde el agua". El parque natural protege unas pozas que sirven de refresquito a la población de los alrededores.
Subimos hasta el mirador para poder disfrutar de estas vistas, sudamos la gota gorda.. pero mereció la pena. Las peores partes del camino están acondicionadas con escaleras de madera que hacen más tranquila la subida.
Es un paraje curioso. El río se esconde unos trescientos metros bajo la tierra... entra por aquí y sale por allí, como el Guadiana. Y por encima se crean estas pozas con las aguas de las correntías que llegan hasta allá.
Por supuesto, el agua fresquita atrae parroquianos de todos lados... un buen baño para cargar pilas y seguir el camino. Gracias a la simpatía de un grupo de chavales que se había instalado a nuestro lado, disfrutamos de un buen trozo de sandía, que a falta de fresquita, estaba bien dulce.
El pobre Picanto nos había dejado tirados en la última curva antes de subir al parking, después de taitantos kilómetros de terracería... una pena, tuvimos que dejar el carro abajo! Pero un tipo que pasaba por ahí, nos ofreció la palangana de su picop y así recorrimos los últimos trescientos metros.
El coche escupía fuego cuando regresamos... pero reemprendimos el camino hacia las Grutas de la Candelaria. Llegamos por los pelos! Eran ya las cinco de la tarde y cerraban a las siete.. la visita dura hora y media! Recorrimos un par de grutas con formaciones típicas de estalactitas y estalagmitas... Curioso y fresquito!
A esta formación la llamaban el "telón" o la "cortina", no recuerdo. Fue divertido pasear por las grutas con las linternas apuntando a los murciélagos y viendo pisadas de nosequé bicho...
Esa tarde fue larga, muy larga. Básicamente porque conducíamos en dirección a Flores esperando recorrer los últimos 30km en media hora... y a la hora y media, cuando nos dió por preguntar, íbamos en dirección contraria.
Estábamos a 50 kilómetros de Flores. En vez de llegar a las 21.00, llegamos a las 22.30... demonios! Sí, estas cosas pueden pasar en este país donde no hay señalización en las carreteras, ni luces, ni mona chita!
AB
Esa tarde fue larga, muy larga. Básicamente porque conducíamos en dirección a Flores esperando recorrer los últimos 30km en media hora... y a la hora y media, cuando nos dió por preguntar, íbamos en dirección contraria.
Estábamos a 50 kilómetros de Flores. En vez de llegar a las 21.00, llegamos a las 22.30... demonios! Sí, estas cosas pueden pasar en este país donde no hay señalización en las carreteras, ni luces, ni mona chita!
AB
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