lunes, 3 de marzo de 2008

El disputado voto del señor Cayo

Ha sido complicado, pero ya he votado. No es que sea como para sentirse orgulloso, pero quiero pensar que al menos cumplo con mi parte de responsabilidad en este circo de la participación democrática, que ni es participación ni es democracia...

Pamplinas aparte, lo del voto me sirvió de excusa para hacer una visita a la capital este fin de semana. Pillé la camioneta a las once, después de ir al mercado a por tomates y sandías (que están riquísimas!) y llegué a la embajada como a las doce, doce y media.

El mundo es pequeño... y redondo.

Me recibió el jefe de seguridad de la embajada, un guardia civil simpático originario de Estepa (Sevilla) y que ha vivido ocho años en la esquina de Clara del Rey con Santa Hortensia... míticas calles de la Prospe.

Después de la charlita de rigor, entregué mi voto en la sección consular y fui a recoger a Gema.

Sábado: cañitas y fútbol.

La costumbre en Guate, como también pasa en España, es la de tomar unas cañitas y ver fútbol.. por el cambio horario, lo que allí es por la tarde.. aquí se hace a mediodía, pero se disfruta igual. Ya sabéis que a mi el fútbol me interesa lo mismo que el mundial de motos o el de F1... vamos, muy poquito.. pero si hay alguna cañita de por medio, aceptamos barco! ;))

Aproveché para comprar unas zapatillas en las tiendas que hay alrededor del Parque Central. En Antigua no encontré ningún 46.. pero en la capital tuve suerte! Las viejitas, pobres, que tenían aspecto de colador más que de zapatillas, las dejé abandonadas en la misma tienda que compré las nuevas...

Asador, café y paseo.

Después de las cañitas, nos fuimos al Asador Sara, ubicado en alguna esquina de las cuadras más cercanas al Parque Central. La carne, bien jugosa, se asa en una parrilla a la entrada del local, con vistas a la calle.

La comida fue estupenda, y la compañía también: además de Gema, estaban Neus&Xavi, Guimbo, Julien y Marco, un joven dramaturgo argentino de 31 años que prepara estreno en Madrid.. pero que vive en Guate por obligaciones conyugales.

Bien comidos, seguimos menguando y nos metimos en El Cafetalito, al encontrar cerrado el Café León. Mi visita de un día a la capital, gracias a la hospitalidad de Gema, se convertía en una de fin de semana... no había incluido el certificado del censo en el sobre del voto, así que se consideraría nulo! gggrrr!

Fuimos a Sophos, una de las mejores librerías de la capital, y paseamos por la Reforma camino de casa de Gema.

Tenía pensado acudir al asado que celebraba Marco antes de irse a España... hubiera estado bien! Pero la pereza, la falta de fondos ante la extensión de la visita y el "reflujo" del ajito y las cebollitas del asado del mediodía me recluyeron en casa, entre el skype (conexión Nica) y una película infumable (Tránsito).

Apaño.

Como suele pasar con los viejitos, a las nueve menos cuarto estaba ya en la puerta de la embajada para resolver lo del voto... Coincidí con tres monjas españolas que trabajan en un colegio en Chimaltenango y con un jesuita murciano que debe llevar aquí media vida.

"Es un sobre a mi nombre, lo buscamos y yo mismo meto el papel que falta". No costó mucho convencer a la persona que estaba al otro lado de la ventanilla para que me devolviera mi sobre y me dejara incluir el dichoso certificado.

De vuelta.

A las diez y media estaba de regreso en Antigua, con un par de cuates taxistas más, unas achuchones en la camioneta y un paseo matinal entre la llovizna que estristeció el amanecer en la capital.

El domingo, tranquilo en casa, lo dediqué a leer, pasear y tomar un zumo de naranja y zanahoria con David y Gema, que había venido aprovechando el jalón de Carlos, un fotógrafo chapín y amigo especial de la criatura.

Por la tarde, procesión de cuarto domingo de cuaresma y retirada.

Feliz semana,



AB

1 comentario:

Anónimo dijo...

zapatillas: dice ser, según vocavulario sevillano, esas cositas cómodas que nos ponemos en los piés para estar por casa, generalmente calentitas y que se esconden ellas solitas bajo la cama o en una esquina de la casa, donde no la hallamos facilmente.

BOTINES: de toda la vida de Dios, son los zapatos deportivos, cómodos, con cordones, en la época del cole usados para la gimnasia...

Ale, ¿¿¿que te compraste, pues??? leelo con acento euskaldun!!! jeje