Con motivo del seminario "El futuro de Guatemala como sociedad multiétnica", recibimos la visita de Rodolfo Stavenhagen, antropólogo mexicano, profesor e investigador del Colegio de México.
En su visita como Relator Especial para los Derechos Humanos de los Pueblos Indígenas por la Organización de las Naciones Unidas, en 2003, puso de manifiesto la difícil situación de la población indígena en Guatemala.
¿Cuáles fueron sus impresiones en su primera visita como relator de la ONU?
RS: Tras mi primera visita oficial al país, redactamos un informe para el Consejo de Derechos Humanos de la ONU y para el Gobierno de Guatemala sobre la situación de los derechos humanos de los pueblos indígenas. Habían pasado unos cuantos años desde la firma de los Acuerdos de Paz; el Acuerdo sobre Identidad y Derechos de los Pueblos Indígenas de 1995 era un documento muy importante porque marcaba el fin de una época de mucha violencia y en la que las principales víctimas fueron las comunidades indígenas. Pero aún entonces la población no se había repuesto del trauma social y personal que estos genocidios y la violencia militar habían causado. Los testimonios que recibí fueron muy graves.
Un panorama desolador...
RS: Sí, pero también sentí una voluntad de superar esta situación, de trabajar en una justicia restitutiva de transición que, infelizmente, no se llevó a cabo completamente. Si bien hay mucha gente que quiere olvidar y enterrar el pasado, también quedan por decir muchas verdades que aún no se han dicho. Por eso me parece importante el anuncio del presidente Colom de abrir los archivos militares. Este país no va a vivir en paz consigo mismo hasta que no se sepa toda la verdad y eso le corresponde al Estado aclararlo.
¿Cuál fue la conclusión principal del informe que realizó?
RS: Con el retorno a la paz se pensaba que se iban a ir resolviendo los problemas principales; sin embargo, lo que ha pasado en los últimos años demuestra que el proceso es muy lento y aún no se han resuelto estos problemas. En la consulta popular del 99, por ejemplo, no se modificó la constitución como se había acordado; así, dejando a un lado la reforma de la estructura del Estado, se crea un nuevo esquema de frustración de la población indígena.
Entonces, ¿qué medidas habría que adoptar?
RS: Pues todo el mundo me dijo lo mismo: el problema aquí no es que falten leyes, sino la ausencia de voluntad política. Todos, indígenas, funcionarios, embajadores, ONG's, diputados y políticos coincidían en que el principal obstáculo era la falta de voluntad política. Yo me quedé extrañado, después de tanta violencia... ¿qué menos?
Efectivamente...
RS:Eso fue hace ya cinco años, desde entonces ha habido dos gobiernos y yo quisiera pensar que algo se está haciendo, que algo está cambiando... Si no existe la voluntad política hay que crearla; si las cosas están atoradas porque tienen nudos, hay que desenredar los nudos... ya sea en el legislativo, en el ejecutivo, en el judicial o en los presupuestos de las instituciones.
Mientras no se adopten políticas a gran escala y a corto plazo que puedan revertir esa tendencia en beneficio de los propios indígenas, no se va a llegar a ninguna parte. Incluso la tendencia parece que indica una ampliación de la brecha, la desigualdad es creciente.
¿Y qué están haciendo las comunidades para defender sus derechos?
RS: Se ha desarrollado un movimiento indígena, con una participación creciente de los indígenas en el sistema político. Está muy dividido, muy fragmentado, con diferentes perspectivas... pero ha podido plantear sus demandas a la sociedad. Infelizmente, no ha hecho todavía mella en la sociedad, por eso es tan importante la discusión como la multiculturalidad... plantear que no se puede avanzar en un proceso democrático participativo sin el reconocimiento de esa diversidad como parte del sistema político, social y económico.
¿Cómo contribuye, en este contexto, la Declaración de la ONU sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas?
RS: Es un documento muy importante y es muy satisfactorio saber que fue la diplomacia guatemalteca la que empujó en su momento esta declaración. Ahora se está preparando la declaración americana de Derechos Humanos en el marco de la OEA, y Guatemala también está participando activamente.
La declaración de la ONU es el resultado de una larga lucha de los pueblos indígienas desde hace más de 20 años. Establece su derecho a mantener y proteger su cultura, a tener acceso a sus tierras, a controlar sus recursos naturales, a no ser obligados a asimilarse a la fuerza a un modelo cultural dominante, a participar en procesos de tomas de decisión...
Lo que hace falta es que esta legislación internacional, que el propio país ha ratificado, se respete y se tenga en cuenta.
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