Cuando el lunes regresé a Antigua tenía la sensación de que habían pasado más de dos semanas...
Redescubrí el grato saludo de las vendedoras ambulantes que me despierta cada mañana camino de la oficina, volví a ver a la señora de la 6 avenida sur que limpia los coches con su hija amarrada a la espalda, me encontré de nuevo con el chaval que monta su puesto de refrescos y patatas en la esquina del Banco Internacional.... y, al regresar al centro, no me costó ningún trabajo retomar la dinámica del "hola, que tal.. cómo le va?", "provecho!", "gusto de verla!"...
Recordé entonces los nueve meses que aquí he pasado.
Se acerca la despedida y hay poco tiempo... el martes fui a tomar unas cervezas al Monoloco, local de moda entre gringos y chapines, pero sitio absolutamente incómodo y mal atendido! Pero cuando hay una despedida por medio todo vale y... los nachos con pollo y guacamole te ayudan a reconciliarte con el local.
Mientras escribo esto, visto una camiseta con un mono sonriente y publicidad del local que me han regalado Sindy y Carmen. Gracias!
Ayer Nancy me invitó a comer una hamburguesa gigante de La Casa del Flan Antigüeño, luego le correspondí con un té chai del & mientras charlábamos en el Parque Central. Ahí tuve una de las experiencias que me faltaban por vivir: una conversación con uno de esos personajillos que no levantan un metro del suelo y que se pasan el día lustrando botas. Fue breve, y dudo de la mitad de lo que me contó, pero interesante.
Mientras pasaba su pequeñas manos por la lata de cera negra y acariciaba con fuerza unas botas, me contaba que tenía 12 años (yo le hubiera calculado apenas 10), que ahora estaba de vacaciones en la escuela (puede ser, aquí hay ahora dos semanas de vacaciones de mitad de año...), que con los 3 qtz que sacaba se compraba ropa y comida (¿?), y que llevaba ya tres años lustrando botas en el parque "sólo cuando no tenía colegio"... la primera parte no la pongo en tela de juicio, su destreza con las botas es proporcional a la de un artesano del lustre; sin embargo, la segunda parte me crea mis dudas...
Hasta aquí tendría que traer el recuerdo de la cena de despedida que nos hicieron el viernes 6 de junio... ya os conté que bien fue la cena, pero al regresar a la oficina he visto las fotos y son tremendas! Me llevo un buen recuerdo de todos... ayer en la tarde les ofrecí un par de panes de banano y amapola del Sabe Rico, y compartí con ellos el último abrazo.
Ahora estoy en la capital, para emprender viaje. Anoche cené con Gemma y esta mañana no dejo de escuchar aviones sobrevolando mi cabeza.
El fin de semana lo pasaré desconectado, en un sitio fresco... festejando con amigos! Me quedan dos telediarios, o mejor dicho: dos posts!
Un abrazo a todos,
AB
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