domingo, 4 de noviembre de 2007

Chiapas: tres días, tres hermanos...

Sobre el viaje de Chiapas podría escribir eones... Desde las 12 horas de viaje de ida como viajero guatemalteco -en línea regular y atravesando la frontera en taxi- hasta las 12 horas de vuelta como turista gringo -con tres microbuses diferentes y con pasaje variopinto...- pero no, no os preocupéis! No voy a eternizar este post, no vais a tener que imprimirlo para leerlo en el metro... Intentaré ser breve y visual.

La paliza del viaje de ida mereció la pena para ver a MMar, que no veía desde que la dejé en el aeropuerto hace seis meses... En principio se fue por un par de meses al DF y ya veis! Después de un autobús hasta La Mesilla (línea fronteriza guatemalteca), un taxi hasta la "migra" mejicana de Ciudad Cuauhtemoc, una combi hasta Comitán y una última hasta San Cristóbal de las Casas, llegué hasta el punto de encuentro: Real del Valle. Al llegar, me encontré una nota: "estamos en el centro cultural, saliendo a mano izquierda".
La expectación, después de seis meses, se acentuó al poner un pie en el patio colonial del centro... ¿Dónde andarán? -Andeandarán? que diría Igor- y cuando te das cuenta la tienes detrás de una columna.

Fue en ese mismo centro cultural donde empecé a experimentar esa sensación de "vaya, el tal Marcos es como la Coca Cola... está por todos lados!". Efectivamente, como ya predijo Melgar desde Pamplona, la figura del subcomandante ha quedado relegada a un icono más cercano a los malditos arcos dorados de Mc Donald's que a la selva de Lacandona. Una pena, otro revolucionario franquiciado.

El día lo pasamos paseando por Zinacantán, subimos hasta el campanario de la iglesia mientras unos cinco tipos con vestimentas tradicionales entonaban cánticos repetitivos frutos de la unión de la tradición católica y la maya. Vagando por la que parecía la última de sus "calles" llegamos hasta una escalera que bajaba hasta una casa de adobe de una de las numerosas mujeres del pueblo que se dedican a tejer con el telar de cintura. El agrietado del adobe contrastaba con los vivos colores de sus manteles floreados.


El primer día de noviembre, en la zona acostumbran a montar altares en honor a sus muertos con la comida que más le gustaba. La señora con la que conversábamos hablaba con dificultad el español, con los suyos habla tzotzil, que se transmite oralmente de generación en generación. Ella había colocado en el altar dedicado a su madre y hermano un trozo de carne de res -ternera- pero para el día siguiente tenía que cambiarlo por un pollo que, todavía agónico, le traía su sobrino, que no levantaba más de tres palmos del suelo.

Al regresar, nos dejaron en la cima del monte de San Cristóbal para disfrutar de las vistas.


Lo pasamos bien...

El resto del día fue una cena frugal en el Mayambé y un paseíto para ver a la fauna agringada celebrando halloween...


Viernes de aventura...

Bien temprano salimos hacia las grutas de Rancho Grande. Allí, una mocosa de no más de seis años, contaba forzados chistes sobre las formas de las estalactitas a generosos turistas... Por unos pesos, la niña reconoce una retahíla de formas absurdas que hacen reir a inconscientes que no saben del efecto del pegamento.

Poco después tuvimos nuestra dosis de aventura en el Parque Natural de la Cascada del Chiflón. Para calentar un poco de escalada a escondidas y sin pagar los 20 pesos del ala.



Un kilómetro arriba está el mirador del Velo de la Novia, una caída de 120 metros que asusta y entusiasma. Si consigues abstraerte y detenerte en uno de sus jirones de agua, sientes cómo se suspende en el vacío un instante hasta que revienta contra las rocas. Relaja.



Hasta allí todo fue fácil, ese kilómetro de subida está perfectamente preparado para consumidores de tours al vacío -lo siento, es mi primera excursión "baja, mira, sube, nos vamos!"-; pero con la ayuda de un tipo del lugar pudimos aventurarnos a subir otro kilómetro hasta la Corona... entre árboles, rocas y pendientes imposibles. Divertido y, al llegar arriba, emocionante. Aire fresco y vistas de todo el valle.

Seguimos nuestro viernes de turistas con gorra por las Lagunas de Montebello, un paraje donde se concentran unas cincuentaytantas lagunas de agua cristalina que reflejan un verde diferente en función de la vegetación de su entorno. Ahí sí que empezamos a sufrir las prisas del conductor por llegar a casa... "Quince minutos para ver estos tres lagos!" Cómo? Perdón? Anda ya...

Y también hubo un momentito para la aventura y la "metedura de pata" -en este caso la izquierda!-.




Tres hermanos tres

Paseábamos por la noche por el zócalo camino de casa después de haber disfrutado del concurso de disfraces de la municipalidad, cuando desde la otra acera alguien gritó: "Eh!". Vaya, la hermana que faltaba y el cuñado danés! Tras su necesario paso por la ducha y un ratillo de descanso, nos fuimos a cenar.

Sí, los tres de verde... no había reparado hasta que vi esta foto! Cenamos estupendamente. Desde cuando no estábamos los tres juntos? Desde marzo?


Sábado de niebla, tarde de paseo.

Nos quedamos sin caballos para subir hasta San Juan de Chamula -lástima, creo que la última vez que me monté sobre un caballo tenía catorce años...- pero subimos en combi, contaminando.

Primero visita al pueblito más autónomo de México. Gozan de un grado de independencia único: cuentan con su propio cuerpo de defensa y seguridad y juzgan los delitos cometidos dentro de su comunidad. Hay que andarse con cuidado.


El fanatismo religioso que profesan les apartó de la iglesia católica y fueron acogidos por los protestantes. La iglesia, convertida en un macroambientador de pino gracias a las hojas esparcidas por el suelo, recibe cada día a fieles y turistas en igual medida. Mientras pegan velas en el suelo, los entregados fieles murmuran, susurran o gritan -cada uno en la medida de su discreción- rezos y peticiones en tzotzil. Entre los santos más curiosos, San Pedidor y San Antoñito.

Después de visitar la iglesia, nos desquitamos con un par de partidas de futbolín y con un disfraz de gringo "i'm feeling hippie!". Qué me dices, Salva? Cuando regresemos por Madrid nos disfrazamos un día para ir de cervezas por Lavapiés... tú de indio de la India y yo de indio de "hacer el indio"!


Del resto hay poco... una visita al mercado, una cena de despedida y un madrugón histórico para encerrarme algo más de 12 horas para regresar a Antigua, tiempo más que suficiente para pensar en lo que ha cambiado la familia en los últimos siete años. O no hemos cambiado?
Al llegar, resultados de las elecciones: Colom será el próximo presidente. Enhorabuena a los premiados, que Dios nos coja confesados y nos libre de mesías varios.
Hasta aquí, espero que disfrutéis al menos de las fotos...
AB

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Bueno chavalin, ya pasó el encuentro........si que se pasó rapido.Al menos para mí.La verdad que ha sido un tiempo muy bueno.La cultura de chiapas nos impregno un poco y acabamos siendo unos gringos consumistas.......Vaya aprendimos incluso de comercio y matemáticas.
Hoy martin y yo fuimos a la villa que es como un complejo residencial de iglesiasel ......es impresionante.Dewspues hemos ido a la torre latinoamericana que tiene unos 181m y las vistas de la ciudad son increibles.
Ya hemos preparado nuestro viaje a Acapulco nos vamos maña y volvemos

Anónimo dijo...

Ya hablamos.
Espiritu libre, disfruta y se bueno.
Besitos

Anónimo dijo...

Para terminar lo anterior dire que volvemos el jueves.

Anónimo dijo...

soy carmen, se me olvidaba...jeje

Anónimo dijo...

Aprovecho para saludar!!! Hola primos!!! Me han encantado las fotos!!!Prometeo escribir email...estoy de celebración y os lo tengo que contar...
un beso

VUESTRA prima muniquesa