lunes, 22 de octubre de 2007

Dos días, mas...

Desde el Príncipe Feliz he pasado por "Esta casa ya la hemos visto", "Almuerzo para cuatro", "Sigue lloviendo", "Una tarde organizando la biblioteca de la Alianza", una intragable "Apocalipto", un intento de "Miedo y asco en Las Vegas", "Larga mañana de domingo lluviosa", "Almuerzo para ocho", "Dale fuerte, que aguanto!" y "Un par de cañas y un futbolín".

No es que haya sido un fin de semana de película, pero no he encontrado otra forma de resumirlo... Últimamente me he prodigado en demasiados detalles.

Por aquí todo va bien, ya me acostumbro a mi status de refugiado-okupa en casa de David. Los cuatro estamos bien, hemos encajado en dos semanas y me ofrecen quedarme con ellos hasta enero a ver que pasa (puede ser que uno de los habitantes de la casa abandone en enero y, entonces, tendría una habitación de la planta noble...), pero no, no creo que acepte la propuesta. Ya veremos.

Aparte de lo de la casa... el curro. David -previa visita dominguera al hospital- ha sido diagnosticado de dengue, lo confirman mañana martes. Nada grave, únicamente que disfrutará de un encarcelamiento forzado los próximos diez días... y mientras, Mendo Lerendo se ocupa de sus actividades. Ahora, temporalmente, soy encargado en funciones de las actividades culturales del centro -además de mis temitas propios, que van acumulándose-.

Me equivoqué al pensar que esto sería la cura antiestrés que llevo buscando un tiempo... igual que vivo en la "burbuja española" aislado de la realidad guatemalteca, el "ahorita mismo" -léase "espera sentado, que va para rato"- no se me ha pegado. Qué castigo!

Supongo que sólo serán unos días. Las buenas noticias son que quizás nos caiga del cielo una periodista cántabra que, al parecer, también viene al centro. Digo "al parecer" porque aquí nadie sabe nada... el convenio aún no se ha firmado, pero estos angelitos ya están seleccionados y con destino, aunque en sus destinos no lo sepan! El post sobre la agencia va siendo más que necesario.

Sobre el fin de semana, además del chorreo de títulos de película que os he dejado como introducción, no hay mucho más. El sábado fuimos a ver una casa que ya habíamos visto... Antigua es una ciudad pequeña y ya nos estamos repitiendo!

Después nos encaminamos hacia el mercado para hacer nuestra visita semanal y aprovisionarnos de tomates, cebollas, patatas y zanahorias para toda la semana... también conseguimos una piña a buen precio, pero no estará lista para consumir hasta dentro de un par de semanas!

A la hora de comer se unió "Pablo Gutiérrez -de la Oficina Comercial de España-", creo que escuché esa presentación como ocho veces el día que llegué... Al pobre Pablo le costó 8 llamadas encontrar a algún pobre de la OTC que se hiciera cargo del pobre Joven Cooperante olvidado en el aeropuerto.

Debería hacer un recetario de las "recetas de una sola vez", esas combinaciones arbitrarias de ingredientes que resultan de un "que porras como hoy?" y que, quién sabe cómo, acaban siendo un plato magnífico. Los caracoles con crema de zanahoria y cebolla fueron unos dignos candidatos... Cuatro nos comimos lo cocinado para cinco y acabamos mojando pan en la sartén.

La tarde se la dedicamos a Laetitia, que está organizando el "Lire en fete" del próximo sábado. Esta fiesta anual de la lectura coincidirá este año con la inauguración de la biblioteca de la Alianza en La Antigua y aún quedan muchos libros por colocar en las estanterías.

La noche? Para olvidar. Laetitia se trajo el proyector -conocido por estos lares como la cañonera- y nos preparamos una sesión de cine de lujo proyectado en la pared del salón. El error fue la elección de las películas -entono el mea culpa!-: para empezar "Apocalipto", tras diez minutos de sanguinolienta e innecesaria crueldad nos dimos por vencidos; intentamos retomar el ritmo con "Miedo y asco en Las Vegas", pero fue otra gran frustración. Un par de relatos de "El por qué de las cosas" de Quim Monzó y a la cama.


Es horrible, verdad? Adivinad por qué tengo pesadillas recurrentes con este tipo de bichos...

La mañana del domingo, aunque lluviosa... fue de paseo. Aproveché para callejear y descubrir algunos de los tesoros gastronómicos de esta tierra: las champurradas. Son como galletas gigantes que me recuerdan a las que traían a casa de mi abuela Carmen nosequé pariente de nosequé pueblo. La última parte de mi infancia la endulcé con este tipo de galleta enorme, y aquí -por ahora- me está sirviendo para varios desayunos.


Pero también encontré pan relleno de chorizo extremeño. Sí, tal cual. No pude resistir la tentación de invertir 5 quetzales (0,50€) en hacerme con uno de esos panes preñados! Le hinqué el diente como a la una y cuarto, pero dejé de mordisquearlo para poder hacerle esta foto y haceros partícipes de tamaño manjar.

Almorzamos en la Antigua Vinería, se habían acercado Jorge, Gema, Xavi, Neus y Julien hasta Antigua -tradición dominguera de los capitalinos, quizás por nostalgia migratoria o por necesidad de pasear tranquilos sin pensar en la pipa del de atrás...- y nos dimos un homenaje. Desde mi experiencia "hamman" en Marruecos he estado buscando la oportunidad de que me pegaran otra paliza similar... pero no ha habido forma -este verano ha sido movidito-. Así que cuando Jorge y Gema me contaron que se iban a pasar la tarde con manoseo profesional no dudé un momento en sumarme al plan. El vocho de Jorge nos llevó hasta una casona en las afueras donde pasamos dos horas de martirio que nos dejó destrozados.

Una Gallo -orgullo de Guatemala- bien fresca y una partida de futbolín solucionaron el domingo.

Hoy fue lunes, un día largo de trabajo... aproveché para salirme de mi nueva rutina y salí del centro a la hora de comer. Un sandwich de espinacas orgánicas, tomate y queso a las finas hierbas en un banco del parque fue mi almuerzo. Pensé en los que comen en Central Park, en el Retiro o -como alguna vez hice- en el metro... y me sentí afortunado. Un par de familias, unos guiris, unos rayos de sol y los taladrantes vendedores de helado con cencerro sustituyeron a los compañeros del centro, a los meseros y a las conversaciones absurdas sobre por qué aún no tenemos casa.

La tarde bien, gracias.

Abrazos y besos para todos. Serviros a gusto.


AB

1 comentario:

Anónimo dijo...

perdona bonito, pero...eso no es un chorizo extremeño ni de guasa!!!lo sabré yo!! me he tomado en casa de mi amiga, la que conocí en una calle de polanco, silvia la vasca, unas pelotillas caseras...mm..mmm que ricas!!!!
salut! je attenderais á san cristobal! il faut très frois lá. bisous.
tu hermana mayor que tú