domingo, 28 de octubre de 2007

Estrechando manos

Normalmente, cuando llego al centro, Jose Manuel está barriendo las hojas que han caído durante la noche. "Buen día!", y sigue barriendo. Alguna ves, si pasas cerca, cambia de mano su escobón y te estrecha la mano con decisión. Así ocurrió el viernes y así pasa todos los días con todos los que te vas cruzando por los patios.

Te pasas la mañana sonriendo a diestro y siniestro saludando a todos. Son extremadamente amables.

Aproveché el apretón de manos para preguntarle por su bici. El jueves por la tarde lo vi salir con su bici camino a casa. Desde que he llegado, a pesar del adoquinado de las calles de Antigua, estoy pensando en hacerme con una bicicleta. Me puso sobre la pista de una tienda de segunda mano frente a La Bodegona.

La mañana se presentaba complicada: habíamos aceptado ceder una de las salas del patio para un taller de arquelogía sobre el Códice de Dresde, el más antiguo y mejor conservado de los códices mayas. Alemania ha regalado una copia a Guatemala y se han estado celebrando actividades durante toda la semana para darlo a conocer.

Nelson, a pesar de que hasta las 9.00 no les habíamos convocado -el taller empezaba a las 9.30h- se presentó en nuestra oficina a las 8.15h... a cuento de qué? Seguimos estrechando manos: doctores Bürger, Grube y Fahsen. Se llevaron a los ponentes a dar una vuelta al edificio. Mientras arreglábamos sonido, micrófonos y resto de aperos, llegó Lucy de Biesewig, pez gordo del Ministerio de Relaciones Exteriores del Gobierno de Guatemala, como avanzadilla de una cohorte de auxiliares, asistentes y secretarias del ministro.

Todo arreglado a la hora prevista. A las 9.30 comienza la presentación. Entre los ratos que pude arrancarle a otros temitas, aprendí el símbolo maya para el dios Chak -o así me sonaba, dios de la Lluvia- y unas mínimas nociones de epigrafía maya... La frase más sencilla constaba de seis glifos, con una ilustración debajo. "El dios Chak se encuentra en el camino", augurio: "abundancia de comida y bebida", ofrenda: "seis tamales de maíz". Curioso.

En una de estas, pasa una ex primera dama a la que conocía apenas llegar. Mientras estrecho su mano, ella me planta un beso en la mejilla. Nelson, al reconocerla, se avalanza sobre ella y le confiesa su admiración por sus luchas sociales... algo tendría que ver también el hecho de que este tipo es una bella flor de jardín, indiscreto y chillón.

En una escapada a mi escritorio me llaman advirtiéndome de la visita de "Ana, de Madrid". Vaya, la novia de Antonio! Con la costumbre de estrechar manos, seguimos saludando a Ana, de visita a Guatemala con su ONG para visitar comunidades y proyectos de su contraparte. Encantado, Elsa y Belén.

Mientras hablo con ellas, veo que acaba de entrar el príncipe Alexander de Sajonia -dueño y cuidador del códice original en su biblioteca. Lo susurro y se ríen. Nelson nos interrumpe y me presenta: "su Alteza Real Príncipe de Sajonia". Jejeje.. Ana y sus dos compañeras aún se estarán riendo! Choca esos cinco! ;))

Cuando acaba el taller, acompañamos a este señor a dar una vuelta. Sus más de 36 años viviendo en México sirven para que, mientras le meten prisa para encaminarse al almuerzo que tienen previsto, confiese: "Si no hago fotos de este sitio tan bonito mis hijos me riñen! Primero el corazón y luego la obligación". SAR dixit. Moraleja: hay alemanes flexibles, aunquen tengan corazón latino...

Después del show quasi real, un almuerzo y otro apretón de manos. Esta vez a las responsables de la Fundación Guatemala, ya "viejas" conocidas!

Estuardo Cobo se convierte en el enésimo saludado del día. La familia Cobo se dedica a la importación de productos españoles básicos -tipo aceite de oliva virgen extra, vino y chacinas- y otros de capricho -tipo Biosolán...-.

La tarde acaba con sabor cubano entre un arroz con pollo y una yuca con mojo. Pero lo más bueno fue un mojito firme candidato a "mejor mojito del siglo XXI". Con Ana, después de su excursión al volcán, me tomé unas cuantas Gallo con sal y limón -sí, cerveza como si fuera tequila!- en el Kafka. María -la del master, que trabaja por Livingston- estaba esa misma noche con Pacus -también del master, joven cooperante manchego en Honduras-. Me consta que no fue la única "coincidencia" de la noche. El mundo es pequeño, muy pequeño.

Al dejar a Ana en la Posada don Rodrigo, un borracho se me cruza por el parque y con un "hola, amigo!" pasa a ser el último apretón de manos del día.


AB


Aprovecho para apretar las manos de los comentaristas de la semana! ;)))


y también os dejo unas fotos:


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