Estuvo lloviendo todo el día, pero celebramos la fiesta con el mismo ánimo: beber, comer y pasar un buen rato con la colonia española de Guatemala.
LLEGADA
Puede parecer de chiste, pero las recepciones en casa del embajador siguen el patrón de las de Casa Real... cruzas el umbral de entrada, que demarca el territorio español, presentas tu invitación a los miembros de la Benemérita y te plantas en su hall para plantarles un "hola, soy pepito de los palotes, trabajo en el centro de formación de la Antigua" y tal cual aprietas un montón de manos y plantas un par de besos a todos los de la fila sin tener muy claro quienes cada uno...
PINCHOS
Es entonces cuando empieza lo bueno: tortillita por aquí, jamoncito por allá (no os emocionéis, nada del otro jueves...), unas croquetitas que me ponen nostálgico, unas albondiguillas cañoneras y un chupito de gazpacho... postre? pastelitos? Pues pregunté a uno de los que pasaban, pero no parecía que hubiera nada dulce para acabar el festín.
Tras los primeros aperitivos, el sr. embajador sube a la tarima y empieza a sonar el himno de Guatemala... cuando acaba todos esperamos que suene el de España... la la la ... aquí no suena... espera un poco más... y si, parece que suena el himno! Puff, casi un minuto de miradas inquietas aguardando el momento del chanchan, chanchan chan chan chan tachan tachan tachan...
DISCURSO
Gran momento. Empieza el sr. embajador con su discurso y empieza a sonar un móvil. Pi pi pi, pi pi pi... Mi gente de aquí me mira, "es el tuyo, Alejandro!"... noooo! Miro: 13000000, jo.. seguro que es el típico que te llama de Movistar para contarte cualquier historia! Apago.
El sr. embajador recuerda las visitas que se han producido este año: los Reyes, la vicepresidenta, la del secretariado para Iberoamérica, la de Cooperación... en fin, que faltó nombrar a las tres niñas aventureras que pasaron aquí tres semanas el año pasado (aprovecho para mandar un saludo a estas tres laras croft de la vida a quienes aprecio y quiero). Acaba hablando del trabajo del ICEX, de Centro Cultural de España en Guatemala, de la Oficina Técnica de Cooperación y del Centro de Formación de la Cooperación Española en Antigua.
PLATO FUERTE
Sí, tras la tanda de pinchos vino la ansiada paella. Reconozco que aún no he aprendido a comer en estos sitios: hablo mucho y como poco. Lo de hablar también es contraproducente, porque te entra sed y bebes para mojar la garganta. Necesité un intermedio de agua "pura" entre los vinos y las copas... que ritmo se lleva, madre mía!
Por cierto: ahí va, mi madre! La llamada que recibí era de mi santa. Más tarde pudimos echar un rato, hablar de todo esto y escuchar cómo van las cosas por casa. Una conexión en directo con la madre patria y con la madre madre para tener un poquito de calor en ese día tan gris.
GENTE
A pesar de todo, lo mejor y lo peor de estas reuniones es la gente. Los hay de todo tipo y condición: los que se colocan sus mejores galas, los que colocan pins con la bandera, los que se visten con los colores nacionales en homenaje a la bandera (creo que tenemos fotos, por si tldptb se interesa en estas combinaciones...) y los que vienen de diario.
Hay gente pa tó, como acuñó el maestro Rafael Gómez Ortega -el Gallo- cuando le presentaron en Madrid a Ortega y Gasset y le dijeron que se dedicaba a pensar.
Es curioso, a la par que divertido, cómo funcionan estas reuniones -Raquel, gracias por tu utilísima explicación-. Básicamente, el procedimiento dicta un acercamiento al sujeto conocido con una sonrisa plastificada, un choque de copas acompañado por un "que tal? Encantado de verte!" y seguido por un "Uy, espera que voy a saludar a Fulanito" sin esperar una respuesta. Especialistas en saludar y dar esquinazo sin mediar palabra y haciéndote pensar que es "super-normal" que te traten como a una máquina de tabaco.
Afortunadamente no me pasó. Es cierto que intercambié sonrisas con un par de señoras... os diré que incluso me encontré con una guatemalteca que viajó conmigo la semana pasada desde España, pero no fui parte de la dinámica "hola-quetal-adiós".
OTRA GENTE
Al llegar con los compañeros del Centro de Formación, pasamos enseguida al jardín. "Ey!" La primera cara conocida fue Bob -Joan-, del proyecto cultural de El Sitio. Después vinieron Raquel, su parienta, y Marc, padre de un enano chapín de 2 meses.
También nos encontramos con Pilar y consorte, del Centro Cultural de España, que nos presentó a Jorge, el director del Centro. En mitad del charloteo aparecieron mis salvadores del ICEX y los becarios que venían a recoger al aeropuerto -gracias Alberto y Pablo, otra vez-. También llegó María, del master del año pasado. Hasta ahí mi círculo de gente en este país.
Después llegaron Neus, de la Cooperación Catalana; Iván, español con negocios en el país; Javier y Begoña, cooperantes; Antonio, joven cooperante del programa de Castilla La Mancha y algún otro más.
En las idas y venidas al baño te cruzabas con los que habías saludado al llegar y te sonreían y te presentaban a alguien que tuvieran al lado... tipo hola-quetal-adiós.
Rosa, sra del embajador, que durante el apretón de manos inicial me preguntó de dónde era, fue el personaje estrella. ;))) Durante el picoteo charlamos sobre que hacía aquí, cómo me iba, cómo había llegado hasta aquí, etc etc... Me confesó que no parecía del centro de formación... que "normalmente vienen de otra forma y solo hablan entre ellos". Supongo que se refería al traje...
Esa confianza también tiene sus matices, bajando de las escaleras al regresar del baño, Rosa me hizo un gesto para acercarme y presentarme al padre Ignacio, jesuita chapín pero "casi español". Dos minutos despué, Rosa jugó al "hasta ahora..." y hasta ahora. Allí me quedé con el padre Ignacio hablando de la estructura de la iglesia en Guatemala, donde más de un 50% son evangélicos. Al momento llegón Juan, el sr. embajador. Charlamos y un "Ales, que nos vamos" me sacó de tamaña cumbre de alto rango.
Seguía lloviendo cuando salimos de la residencia. No se exactamente en qué momento -por eso de la filosofía de nuevo cuño de dejarte llevar- decidimos no regresar a Antigua y aceptar la propuesta de seguir la fiesta en casa de Jorge.
LA OTRA FIESTA NACIONAL
Después de 20 minutos esperando un servicio de taxi, Iván, que salía entonces del festin, nos ofreció llevarnos de la zona 14, donde estábamos, a la zona 1-pleno centro de la ciudad-.
El tráfico en Guate es horrible. Tardamos casi una hora en llegar, previa parada técnica en su oficina. Iván nos habló de su hotel, su restaurante, su bar, su yate, su casa en la playa, su terreno en la ciudad, su familia y su vida en general. Daba para mucho.
Nos dejó, y se lo agradecimos con fervor, en la torre de TelGua, justo enfrente de casa de Jorge.
Antes de subir compramos una docena de magdalenas. Por qué una docena? Por qué magdalenas? Pues después de cuatro horas charloteando y bebiendo te queda algo de hambre. La paella estaba buena, pero insisto en algo que ya sabéis: hablo mucho.
Que envidia, Jorge! Que apartamento más apañado que has conseguido. Con mucho menos me conformaba yo en la Antigua, pero son otros precios...
Allí seguíamos de fiesta. Conocía a las dos Gemas, periodistas españolas que trabajan en Prensa Libre, uno de los principales periódicos de Guatemala. Llevan aquí unos cuatro años y, sí... fue entonces cuando empecé a cerrar círculos en este país. Una de ellas contaba que en sus primeros días aquí le pusieron en contacto con un tipo que tenía negocios aquí. Salieron un par de veces, pero ella admitió que no podía seguir su ritmo cuando le dijeron que se iban el fin de semana a esquiar a Estados Unidos. Desde entonces no había vuelto a verlo.
Era el mismo Iván que nos había transportado hasta esa fiesta.
La tarde se animó. Momento para charlar tranquilamente, sentados con una copa en la mano y sin estirados que miren raro.
Como a las ocho, Jorge nos ofreció una pasta con salsa de tomate casera que todos nos jalamos sin tiempo a que se enfriara.
Más gente... Marina y Ana, jovenes cooperantes de Castilla La Mancha. Llevan un proyecto en el Lago de Atitlán con discapacitados. Una de ellas es fisioterapeuta y les trata diariamente. También conocimo a Rudy y Luchy, chapines del entorno; y a Tiago, brasileño cooperante.
En algún momento me planteé donde íbamos a pasar la noche. María nos había ofrecido quedarnos con su asociación, pero luego nos aclaró que tenían una casa para mujeres y otra para hombres dispersas por la ciudad.
Pilar y Gimbo nos ofrecieron un sitio en su casoplón. Seguía lloviendo cuando Jorge nos trajo a casa en su vocho blanquinegro -un mítico escarabajo de la época...- pero llegamos sin problemas.
Un par de vasitos de agua en uno de los dos salones, charla sobre brecha y desigualdad en este país -ignorancia o complicidad- y un buenas noches fueron el resto.
He dormido muy bien, en el salón de la entrada, al lado del parqueo donde guardan su vocho negro -sí, ellos también tienen un escarabajo- entre el ruido de los coches de la 7a avenida y el repiqueteo continuo de la lluvia sobre el tejado de uralita que cubre el patio del salón.
Ya son las 10.23 del sábado. Ayer hicimos nosecuantos planes para hoy y mañana: todos se iban a la playa... unos a El Salvador, otros a Monterrico y otros a Iztapa. No sé que haremos, lo primero que me apetece es una ducha.
Acaba de dejar de llover.
AB
ps. No os atragantéis con este post interminable, mato el tiempo mientras se despierta el resto de la casa. Ya tendréis fotos.
ps2. Aclaro que en las recepcione del embajador no hay Ferrero Rocher... por si alguien aún lo pensaba.
sábado, 13 de octubre de 2007
Calor de matria
en 8:30
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3 comentarios:
Pues que estafa!si no hay ferreros...no voy! ;)
Besitos!
Te has pasao... qué largooooooo. Me voy a imprimir el post para leerlo en el metro ;-)
Un abrazo!
Ales!
la próxima vez que escuches el himno de Guatemala, fíjate bien en la letra. Es alucinante (sobre todo teniendo en cuenta que la independencia fue pafícica).
Sigo leyendo...
:)
disfruta.
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